domingo, 23 de enero de 2011

El Hombre del Piano

Y ahora sé que he perdido el control, he traicionado a mis ídolos y los he enterrado lejos de mi mirada. El orgullo es solo un vago recuerdo de una mujer con galas vaporosas. Por ello me presento ante ti desnuda, sin ningún rastro del carmín que tanto te gusta y suplico un gesto de aprobación mientras rasco la mugre de este colchón de autocomplacencia en el que me apoltronado.

Voy a dejar que me inocules aguarrás hasta que borres todos mis deslices, aprovecha lo humillante de mi situación para hacerte con el poder de hasta de la última hebra de mi pelo, porque yo, ya no quiero controlar más.
Seré por y para ti, puta, amante o señora. Tuya, tuya y de nadie más.
Así que no dejes nada al azar, porque el nunca fue piadoso con los débiles. Átame a tierra o al cabecero de tu cama y ahoga mis ansias de volar en sudor. Venda mis ojos y modela mi alma con la misma mano recia que hoy apuntala mi cuerpo.

Y de esta forma, nunca entrará en mi cabecita de pájaro la idea de que puedo volar.

viernes, 7 de enero de 2011

Broken Pieces

Despertó con la cabeza apoyada en las mugrientas baldosas de la cocina y a juzgar por el charco de saliva en el que se hundía su mejilla no llevaba ahí poco rato.
Dos segundos por detrás de la consciencia vino el malestar y no tardó otra fracción de minuto en estar retando a sus entrañas a escurrirse fregadero abajo. Cuando por fin fue capaz de incorporarse agarró a la causante de su malestar físico “¿Lejía? ¿Desde cuándo me quiero tan poco?”
Entonces los recuerdos de la noche la golpearon como una maza y mientras sus manos buscaban asidero en la repisa, se le calló la botella. No pudo razonar más y se quedó con la mirada fija en el chorro que se desparramaba a sus pies.
Suerte que quien quisiera que encontrase sus sesos esparcidos por las baldosas no sepa nunca que su último pensamiento fue para sus zapatos.

domingo, 2 de enero de 2011

They Follow

Otra vez y de nuevo, en vano.
Ni la noche ni el ruido pueden ahuyentar mi fracaso esta vez. Dime porque me has abandonado en este cuchitril y ni siquiera encuentro las marcas de tu inmundo trasero en el sofá.
Voy a aprender a vivir sin tu socorro y nos olvidaremos de las casualidades, porque por fin he encontrado mi reino, el lugar donde ni los ácaros me cuestionarán.

Ella es la puta a la que puedo maltratar y dibujando rojas sonrisas sobre su piel la hago feliz. Todavía resiste dentro de mi a todas las hemorragias que el alcohol paró. Somos tan parecidas que pensé en llamarla esquizofrenia, pero no hay necesidad, no la conoceréis y cuando acabe con ella a nadie le preocupará como se llame. Será la victima que demandaba y no podrá llorar por todas desgracias de la realidad que creé para ella.

Nunca dejes que las lágrimas rebosen la máscara, nunca permitas que se sepa nuestro pequeño secreto.