Corría, como si todas las fibras de su ser se revelasen contra aquel endémico sentimiento. Garras de acero atenazaban su interior y cuando ella le alcanzó no se sabia muy bien quien tenia la respiración más agitada, se ahogaba, no sin antes ofrecer toda su resistencia.
- Quieta. A un palmo de mí eres perfecta, no te atrevas a profanar mi entrecortada respiración, no si no estás dispuesta a recorrer cada palmo de mi piel con la punta de tus dedos, atarme hasta que tus heridas marquen mi piel. Prefiero soñar con el daño que no serás capaz de hacerme.
Solo consiguió que las llamaradas plateadas de su risa resquebrajaran un poco más su deteriorada entereza.
Era un hecho, se desmoronaba y cuando miraba hacia abajo solo veía las siempre turbulentas aguas del amor.
No, no profanaría el único ideal que le quedaba, no era amor.
Suplicaría, porque cuando sus labios se acercasen no descubriese el fin la comedia cotidiana de controlar su vida, por poder poner nombre aquellas sensaciones y hacerlas suyas para siempre. Pero siempre perdía el control, extasiándose en el momento.
Ella había dado vuelta a todo en su vida, con aquella curiosidad insaciablemente infantil y ahora observaba condescendiente su caída.
Adorándolo, a un palmo de su piel.
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Por una vez, y me resulta raro hasta decirlo, creo que intuyo de qué va.
ResponderEliminarPero no me preguntes, porque estoy tan poco seguro que no pienso arriesgarme ^^
Desconcertante... Me gusta! :D
Ah, y el tercer párrafo me gusta especialmente. Es simplemente precioso :)
Tu manera de escribir es rara, pero Mola.
ResponderEliminarES como un buen comentario de texto de selectividad, que hay que leer varias veces para sacerle el juguillo ^.^